A principio de la década de los noventa, realice una serie documental de largo recorrido que me llevó a visitar distintos países del mundo. La misma, recorría distintas civilizaciones y culturas pérdidas, en lugares no menos perdidos, a veces inhóspitos, de difícil acceso o con diversos riesgos. La serie fue todo un reto de producción y tuvo enormes dificultades en la grabación de los distintos capítulos, ya que los mismos se desarrollaban en parajes muy diversos y distantes entre sí. En la Amazonía o recorriendo el río Orinoco, en pequeñas canoas, con largas jornadas inacabables de marcha a través de la selva pudimos grabar a los indios Panare o a los Piaroa, en sus poblados recónditos, en aquella época apenas visitados y sin haber sufrido la transculturización que hoy les caracteriza en su mayoría.
Podíamos estar unas semanas en la selva grabando ancestrales ceremonias indias (como la del yopo, potente droga que los chamanes usan en sus rituales) para después pasar tras un peligroso rafting en el río Carinagua a grabar tras un viaje agotador en avión la Pirámide del Sol en Tenochtitlan. Pasábamos de Venezuela a Méjico o grababamos en Puerto Ayacucho, en la frontera con Colombia, para después desplazarnos por el Caribe, acabando en la República Dominicana. Una semana grabábamos una ceremonia Vudú (de las de verdad) en una aldea cercana a Puerto Príncipe en Haití para la siguiente acabar en Santo Domingo entrevistando a un Santero o haciendo unos planos generales de la Montaña de la Tortuga, la hacienda Zodiaco, o algún lugar perdido en alguna de las selvas americanas.
Como curiosidad, conservo este carnet de Prensa Extranjera, que tuvo a bien concederme el Gobierno de Haití en aquella época.
He considerado oportuno sustituir la fotografía original por motivos obvios.